Soy un músico frustrado”. Es lo primero que confiesa el lutier Gerónimo Mateos, de 58 años, al ser preguntado por sus inicios como artesano. “Soy autodidacta. Empecé en 1994 de forma casual, era ejecutivo en la industria del automóvil y no tenía ni idea de hacer guitarras, aunque siempre han sido mi pasión”, comenta.
Gerónimo Mateos es un taller de elaboración de guitarras que cuenta únicamente con dos empleados, que a su vez son los propietarios: Gerónimo y su hijo Federico. Este empezó a trabajar con su padre hace cuatro años, pero ya de pequeño colaboraba con él.
Llegar al taller no es tarea fácil. Justo antes de entrar en Paracuellos de Jarama, un abrupto camino sin asfaltar conduce hasta una pequeña y vieja nave de 120 metros cuadrados. Es difícil imaginar que aquí trabajen dos lutieres. Sin embargo, una vez que se entra se despejan las dudas: se respira música, eso sí, con aroma de carpintería. (Ver más >)
Gerónimo Mateos es un taller de elaboración de guitarras que cuenta únicamente con dos empleados, que a su vez son los propietarios: Gerónimo y su hijo Federico. Este empezó a trabajar con su padre hace cuatro años, pero ya de pequeño colaboraba con él.
Llegar al taller no es tarea fácil. Justo antes de entrar en Paracuellos de Jarama, un abrupto camino sin asfaltar conduce hasta una pequeña y vieja nave de 120 metros cuadrados. Es difícil imaginar que aquí trabajen dos lutieres. Sin embargo, una vez que se entra se despejan las dudas: se respira música, eso sí, con aroma de carpintería. (Ver más >)