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lunes, 27 de diciembre de 2021

La Alcalá de Henares del Siglo de Oro

Mi abuela siempre lo decía: «Alcalá de Henares: curas, putas y militares». Yo, como niño que era, reía al oírle decir «putas». Años después comprendí el origen de este refrán: la relevancia internacional de la Universidad de Alcalá, primera ciudad universitaria del mundo (que no universidad), atrajo a todas las órdenes religiosas por sus estudios de Teología y Derecho Canónico. También provocó la llegada de un buen número de prostitutas dispuestas a exprimir algo más que la bolsa de los alumnos: jovencitos de buena familia, con dinero, lejos de papá y mamá y teniendo que cumplir solo las leyes de la universidad, bastante más laxas y relajadas que el fuero ordinario. Si hoy en día los estudiantes Erasmus tuvieran inmunidad para cometer delitos, sucedería algo parecido a lo que cuenta Agustín Moreto en su obra El valiente justiciero:



Rey — ¿No hay justicia en Alcalá?

Inés — ¿Pues ahora dudáis de eso?

Es lugar estudiantino,

y si alguno hace un mal hecho

en partiéndose a Alcalá

es lo mismo que a un convento. 
 
Hoy, al oír hablar de Alcalá de Henares, muchos madrileños piensan que se trata de otra ciudad dormitorio. Olvidan que es una de las treces ciudades patrimonio de la humanidad de España, lo cual es un aliciente que no tienen, por ejemplo, Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao o Sevilla. Nuestra visita será un recorrido turístico literario por el Siglo de Oro que comenzará en la plaza de Cervantes (+)