La estación de Hospital del Henares de la línea 7 de Metro de Madrid ha cerrado de un día para otro bajo el pretexto de obras “de refuerzo funcional”. Y permanecerá clausurada durante un periodo de tiempo de diez meses. Hay cientos de edificios de la zona afectados por grietas y hundimientos derivados de la ampliación de la línea de Metro.
Pocas pesadillas hay peores para un ingeniero que un terreno inestable. En función de cuál sea el tipo de suelo, su solidez, su composición, la complejidad (y los costes) de una obra puede dispararse.
En el caso de las obras de la polémica ampliación de la línea 7 de Metro de Madrid -para cambiar el trazado y levantar en un año dos estaciones nuevas que la presidenta de la comunidad Esperanza Aguirre había prometido en un mitin- las advertencias de los técnicos quedaron por escrito. En el subsuelo de esa zona entre Coslada y San Fernando existía un gran depósito salino, restos de un mar prehistórico. Los primeros informes para la ampliación de la línea, que obligó a cambiar el trazado original, alertaron de los riesgos porque los técnicos detectaron incluso cavidades en el terreno sobre el que debían circular los trenes. Sin embargo, no se estudió con detenimiento la geología del trazado.
Todas las advertencias fueron ignoradas y no se realizaron los estudios necesarios que determinasen cómo podía afectar ese suelo tan inestable a una infraestructura tan delicada como una línea de Metro. Todo consta en un informe de la Comunidad de Madrid al que ha tenido acceso eldiario.es. No hubo tiempo para realizar informes geológicos porque había algo más importante: las prisas electorales de Esperanza Aguirre para poder inaugurar dos estaciones de metro en el final de su mandato y a las puertas de la reelección. (Ver más >)
Pocas pesadillas hay peores para un ingeniero que un terreno inestable. En función de cuál sea el tipo de suelo, su solidez, su composición, la complejidad (y los costes) de una obra puede dispararse.
En el caso de las obras de la polémica ampliación de la línea 7 de Metro de Madrid -para cambiar el trazado y levantar en un año dos estaciones nuevas que la presidenta de la comunidad Esperanza Aguirre había prometido en un mitin- las advertencias de los técnicos quedaron por escrito. En el subsuelo de esa zona entre Coslada y San Fernando existía un gran depósito salino, restos de un mar prehistórico. Los primeros informes para la ampliación de la línea, que obligó a cambiar el trazado original, alertaron de los riesgos porque los técnicos detectaron incluso cavidades en el terreno sobre el que debían circular los trenes. Sin embargo, no se estudió con detenimiento la geología del trazado.
Extracto del informe de la Comunidad de Madrid (2016). |
Todas las advertencias fueron ignoradas y no se realizaron los estudios necesarios que determinasen cómo podía afectar ese suelo tan inestable a una infraestructura tan delicada como una línea de Metro. Todo consta en un informe de la Comunidad de Madrid al que ha tenido acceso eldiario.es. No hubo tiempo para realizar informes geológicos porque había algo más importante: las prisas electorales de Esperanza Aguirre para poder inaugurar dos estaciones de metro en el final de su mandato y a las puertas de la reelección. (Ver más >)