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martes, 12 de octubre de 2021

Rallys en España, riesgo y adrenalina por amor al volante

Oliver trabaja de mecánico en un taller y Sergio es soldador en San Sebastián, pero este fin de semana son pilotos de rally. Han viajado solos hasta Madrid en su furgoneta, llevando en el remolque un vetusto Ford Focus con más de diez años de vida en el que han invertido buena parte de sus ahorros. Alrededor de 5.000 euros que esconden una ilusión. La de volar sobre los caminos de tierra de Paracuellos del Jarama y emular, por un instante, a sus ídolos. Riesgo y adrenalina por amor al volante, porque hace tiempo que los rallys en España dejaron de repartir premios en metálico. Un deporte de masas, que atrae multitudes a las cunetas, pero donde ya no llega el dinero como lo hacía antaño.

«¿Nombre del equipo? Nosotros somos dos amigos. Ni equipo ni nada. Esto lo hacemos todo nosotros. Por amor al volante. Compramos este coche y lo montamos de cero. 

Su pasión, como la de la mayoría de la parrilla, mueve aún a este deporte. «Todos los que participan tienen un amor increíble a los rallys y a ellos hay que decirles que los sueños se cumplen. Que hay que trabajar mucho, pero que se pueden hacer realidad y de eso, el mayor ejemplo, es Carlos Sainz», sentencia Moya, en un guiño de ilusión para los más jóvenes. (+)