Resulta complicado decidir qué olor se impone en la sala de destilación del Alambique de Santa Marta, en Ajalvir (Municipio vecino de Paracuellos). Quizás destaca el dulzor de las naranjas que reposan en una caja sobre la mesa o el aroma de la canela. “Conseguir una buena ginebra no es fácil. Es como hacer un buen guiso”, adelanta Javier Pulido, un experiodista que decidió dejar el oficio para producir su propia ginebra GinBear, una de las dos que se destilan en Madrid con la técnica del alambique.
Pulido ha convertido, además, su lugar de trabajo en un aula de destilación, donde él mismo desvela al público (bajo cita previa) los secretos de este oficio. Junto a Manuel Sandín y sus hijas, los propietarios del Alambique de Santa Marta, diseñó cuatro mesas con capacidad para 28 personas, con alambiques independientes para que los alumnos pudieran destilar con sus propias manos. (Ver más >)
Pulido ha convertido, además, su lugar de trabajo en un aula de destilación, donde él mismo desvela al público (bajo cita previa) los secretos de este oficio. Junto a Manuel Sandín y sus hijas, los propietarios del Alambique de Santa Marta, diseñó cuatro mesas con capacidad para 28 personas, con alambiques independientes para que los alumnos pudieran destilar con sus propias manos. (Ver más >)