Giménez es el autor de la conocida serie ‘Paracuellos’, obra de carácter autobiográfico que recuerda su duro paso por diferentes colegios de Auxilio Social, como el de ‘Batalla del Jarama’, en Paracuellos.
Durante la visita, propusieron al autor que el certamen
de poesía, relato corto y cómic, que tiene previsto organizar el equipo
de gobierno municipal próximamente, lleve su nombre. Carlos Giménez
recibió con satisfacción esta propuesta y también la de que sus famosas
tiras se puedan contemplar, a partir de ahora, en la revista municipal
‘Paracuellos al día’. (Ver más >)
Publicamos a continuación la entrevista íntegra que Carlos Giménez concedió a Paracuellos Digital hace ya algunos años. Esta entrevista no es solamente un reconocimiento a la carrera del
Dibujante Carlos Giménez, es un homenaje a todos los niños que como él
tuvieron que soportarlos largos días de posguerra en el Hogar de
Auxilio Social “Batalla del Jarama”, en el que pasaron como bien
denuncia con sus viñetas tituladas “Paracuellos” cientos
de penurias.
Esta entrevista, fué
posible gracias a D. Tomás Saldaña, vecino de Paracuellos y amigo
personal del dibujante D. Carlos Gimenez, por el cual tuvimos la
oportunidad de poderle entrevistar, en su casa, en un lugar del
Centro de Madrid.
P.D.: Gracias por recibirnos,
como le contamos esta entrevista es para poder documentar parte de la
historia de Paracuellos, así como colgarla en nuestro periódico
digital www.Paracuellosdigital.com,
ya que le consideramos como una historia viva de Paracuellos, en la
medida que con tus aportaciones has hecho muchas cosas por nuestro
pueblo.
C.G.: Si, me siento involucrado
con Paracuellos.
P.D.: ¿Como surge el cómic de
Paracuellos?
C.G.: Yo cuando hice esta
serie, no pretendía que se llamase así, incluso no pretendía de
que fuese una serie, tenía ganas de contar cosas, las cosas que no
fueran habituales en los tebeos, las cosas que hemos contado toda la
vida. Entonces lo que hice, fue realizar unas historias cortas. Lo
que pasa es que como trataba de darles un tinte de documento, al ser
cosas sobre el Auxilio Social, pues cuando trataba del de Bibona,
pues ponía, Bibona C/ no se cuantos, y cuando era de Paracuellos
pues ponía: Paracuellos año tal, y se publicaron unas cuantas, no
se publicaron muchas. Pero curiosamente la gente nos se quedaba con
las de Bibona, o General Mola, me preguntaba ¿oye, y aquellas
historias de Paracuellos? ¿vas a seguir haciéndolas? Pues como he
dicho publiqué muy pocas, pues no las querían, en esa época
empezaba la apertura y querían cosas con muchas risas y muchas
tetas. Así que cuando se empezaron a publicar, empezaron a preguntar
¿cómo vamos a llamar a lo de Paracuellos? Pues ya está puesto,
todo el mundo habla de Paracuellos, todo el mundo conoce las viñetas
de Paracuellos, y se quedó con lo de Paracuellos.
P.D.: ¿Eras consciente en ese
momento del daño que podía hacer a la gente de Paracuellos, que ya
tenía su San Benito por los fusilamientos durante la Guerra Civil?.
C.G.: En ese momento yo no
pensé, ni en Paracuellos pueblo, ni en el paracuellos histórico.
Pensé sencillamente en el titulo de los cómic, porque aquel colegio
es lo que para mí se llamaba Paracuellos. Luego con el tiempo pues
he tenido algún problema de alguien que se ha pensado que al hablar
de Paracuellos hablaba a favor del franquismo, pero el tiempo lo ha
ido aclarando todo. Después ha habido un momento que incluso he
querido que mi tebeo se llamase Paracuellos, para que Paracuellos no
solo sea una referencia a lo malo que hicieron los “rojos”, sino
que fuese también una referencia a lo malo que hicieron los
franquistas. Evidentemente Paracuellos es el nombre del pueblo, y es
una cosa que me hace inevitable no nombrar el nombre de Paracuellos,
pero el colegio era conocido por el colegio de Paracuellos, aunque el
colegio no se llamaba así, el colegio se llamaba “Batalla del
Jarama”. El tiempo como he dicho ha colocado todo es su sitio, el
pueblo es el pueblo, la historia del pueblo son historias muy
diversas de mucha gente, de los comunistas, los fascistas, los
fusilamientos, los colegios y muchos niños.
P.D.: Es cierto, pero los
primeros se publicaron en los años 80, y venimos de un pueblo que no
podíamos decir abiertamente que éramos de Paracuellos, el pueblo
quedó maldito por los fusilamientos.
C.G.: Sí, quedó maldito
durante el franquismo y por el franquismo, hasta que se acabó el
franquismo. Hay también que echarle un poco de pecho a la vida, sabe
lo que pasa, que igual que los nazis decían, Wagner es un compositor
de los nazis, no señor, warner es un compositor de todos, no puede
ser que nadie se apropien de una cosa, o califiquen una cosa,
solamente falta que no escuche a Wagner por que les guste los nazis,
o que yo no vaya a Paracuellos o me avergüence de ser Paracuellos o
de haber estado en Paracuellos porque a los fascistas no les guste
Paracuellos. No podemos dar un paso a tras para dejarles pasar. Lo
que hay que hacer es hablar con mucha normalidad y con orgullo,
diciendo yo soy de Paracuellos con mucha honra, y no tengo que ver
nada ni con los fascistas, ni con los comunistas ni con ninguno, yo
soy de mi pueblo, Paracuellos de Jarama.
P.D.: Si, pero en aquella época
se vivía con miedo.
C.G.: En aquella época vivían
con miedo todos, y especialmente en aquel colegio los niños vivíamos
con mucho miedo. Y decían eso es por culpa de Paracuellos, no, eso
es por culpa de haber en Paracuellos un colegio miserable, como lo
había en muchos sitios de Madrid y de toda España.
P.D.: Ahora le admiramos, y más
en Paracuellos donde mucha gente admira su obra, pero en aquel
momento, le decimos a principios los años 80 la gente seguía
teniendo miedo ¿al hacer el cómic no tenía miedo?.
C.G.: Una cosa es lo que Vd. y
otros han interpretado y otra cosa es la realidad, y la realidad es
que yo he hecho mis tebeos, partiendo de mis experiencias, sin
pensar, no voy a hacerlas, porque sino algún franquista, o algún lo
que sea dirá…. No, yo voy a hacer lo que quiero hacer, lo que
tengo que hacer, le guste o no le guste a quien sea, y una vez que lo
he hecho, reivindicarlo y volver a la normalidad, las cosas son de la
normalidad. Seamos serios, yo hago lo que quiero hacer le guste a
quien le guste y no le guste a quien no le guste, y en eso es mi
responsabilidad, arriesgarme a gustar a unos y disgustar a otros. Yo
mis tebeos lo digo muchas veces, los hago para que les guste a cierto
publico y para que no les guste nada a otro cierto publico, lo que
más rabia me daría es que les gustase mis tebeos a cierta parte del
publico, quiero que les moleste profundamente.
C.G.: Yo he tenido problemas
muchas veces, y forma parte de mi profesión como la profesión de un
albañil la de subirse a un andamio, que tiene su riesgo. Y forma
parte del hombre, que ha decidido opinar en la vida su trabajo, y que
ha decidido dar una opinión de la política, de la sociedad o lo que
sea y tiene unos riesgos, y me arriesgo a eso. He tenido problemas
con la censura, no muchos, pero algún problema he tenido y he estado
en listas en el 23-F y he estado en el punto de mira de mucha gente,
como tantísima gente, en las que había media España, yo no soy una
excepción yo soy uno de lo de muchos de los que opinan y de los que
hacen un trabajo en libertad. Y la libertad no hay que esperar a que
te la den, la libertad hay que tomarla le moleste a quien le moleste.
La libertad es una cosa que tenemos que acostumbrarnos a que no nos
moleste.
P.D.: Es Vd. entonces un
pionero de la Memoria Histórica, con su cómics, lo que ha
denunciado es como era esa España franquista.
C.G.: Si, yo empecé a hablar
de estas cosas, lo que luego se ha llamado la memoria histórica,
mucho antes de que existiera el concepto de memoria histórica, hasta
el punto de decirme la memoria histórica la inventaste tú, solo que
tu no sabias que se llamaba memoria histórica. Eso de volver a
hablar de años atrás, de cómo han sido los años de la posguerra,
de cómo han sido las cosas, cuando todavía no había ninguna
intención, ni ninguna etiqueta de reivindicar todo esto, yo lo
empecé a hacer por que sí, pero debo decir que con toda humildad,
que no lo empecé a hacer porque fuera un clarividente, yo lo empecé
a hacer porque era lo que sabía hacer. Yo he hecho toda la vida lo
que he podido o he sabido dentro de lo que he intentado, unas veces
no he podido hacer más, o no me han dejado, o no me lo han
publicado, y otras vece no he querido hacer según que cosas. Es como
cuando te dicen dibújame una chica muy guapa, dibujas una chica lo
mejor que sabes, y te dicen, no está muy guapa, y dices si es que no
me ha salido muy guapa, las cosas son como te sabes, hasta donde
sabes, si no se dibujar mejor, pues no lo hago mejor, si no soy más
listo, no soy mas listo, pero hasta donde puedo, y hasta donde sé,
procuro decir lo que digo, responsabilizándome de todo lo que digo.
P.D.: Le ha venido con los años
algún reconocimiento publico.
C.G.: Si, yo tengo muchos
premios, desde que empecé en la profesión en los años 70, no hay
año que no haya recibido, uno o dos o varios premios, y tengo muchos
reconocimientos públicos, incluso algunos premios o condecoraciones
que no forman parte de la profesión, sino que se dan
excepcionalmente a quien se lo dan.
P.D.: ¿Cuál es del que se
siente más orgulloso de el?.
C.G.: No hay ninguno que no me
sienta orgulloso de haberlo recibido, me lo han dado, pues estoy muy
contento por ello. Pero hay uno que es una especie de cartoncito,
dibujado por un niño, y me lo dieron en un colegio, está tan bien
hecho, es tan sencillo, es un premio tan intrascendente, que no se
publica en ninguna parte, que me dije, en este colegio han pensado en
ello, este niño ha hecho un dibujo, con la segueta lo han recortado,
y luego me han invitado para dármelo, ese premio está entre mis
favoritos. Ese y un premio, que es un premio dado por los
profesionales, soy presidente de la asociación de dibujantes, pero
antes de serlo, un día los dibujantes, la profesión me dio un
premio, fue el primer premio que dieron. Eso de que los compañero te
den un premio, es muy importante, y ese es el premio que más valoro,
al margen de este del niño.
P.D.: En que años estuvo en
Paracuellos, recuerda más o menos cuando fue.
C.G.: Pues no recuerdo
exactamente, yo tuve que estar dos o tres años. Tengo un amigo, mi
amigo Adolfo Usero, que también es dibujante, y que le saco en los
tebeos abundantemente, y que hemos estado juntos en los colegios, a
lo largo de la vida, y cuando hablo con él, él me corrige porque
tiene muy buena memoria, y cuando digo, yo en Paracuellos estuve lo
menos 5 años, y el dice, no, ni mucho menos, pero se me debió hacer
muy largo, o en Paracuellos éramos 300 niños, y me corrige, que
dices, muchos menos. Yo no se porque a Paracuellos, siempre le pongo
cosas de mas, se me debió hace muy largo, primero porque cuando
eres niño, el tiempo se dilata mucho, cuando a un niño le dices
esto te lo voy a dar mañana, el piensa mañana, cuanto tiempo,
mientras que ahora te dicen al mes que viene, y sabes que dentro de
cuatro días es el mes que viene.
P.D.: ¿por qué tanto cambio
de colegio?
C.G.: Los colegios de Auxilio
Social, funcionaban por edades. Imagino que siguen habiendo colegios
pero de otra forma, para niños con problemas, a veces que he estado
en colegios de este tipo, incluido el de Paracuellos, los niños
visten estupendamente, las puertas estaban abiertas, salían y
entraban cuando querían, comen muy bien, hasta el punto de que
cuando los he visitado había comida puesta encima de un mostrador
por si acaso alguien quería comer, ósea, no tiene nada que ver los
actuales con lo que había sido esos colegios. El motivo de los
cambios era porque en un colegio tenían que haber edades homogéneas,
por eso estuve en cuatro, cinco o seis colegios, pues según iba
cumpliendo años me cambiaban. En Paracuellos estuve de los 8 a los
10 años u 11.
C.G.: De Paracuellos, tengo dos
tipos de recuerdos, una parte de mis recuerdos corresponde a la gente
del pueblo, que fue el Sr. Evelio, que era el Jardinero, por el que
conocí a toda su familia. Hablo del Sr. Evelio, porque yo llegué a
quererle tanto que me hubiera gustado que fuera mi abuelo, yo no
tenía nada ni a nadie, y el Sr. Evelio era un Jardinero del colegio,
que me trataba como un niño, y me hablaba, y terminamos tomándonos
cariño hasta el punto de que cuando llegaba navidad o verano, el Sr.
Evelio, pedía permiso como si fuera mi abuelo de verdad, y me sacaba
del colegio, y me llevaba a su casa con su familia, con su hijos, con
sus nietos, y yo he pasado momentos muy bonitos con ellos, de los
años pasados en los colegios, los únicos momentos bonitos que he
tenido en mi vida, que he tenido un momento de cariño, y he sabido
lo que era una familia, y una vida normal, en la que haces cosas
normales, no tienes que hacerlo a toque de corneta, ni te pegan, ni
te regañan, ni tienes que formar, fue en casa del Sr. Evelio.
Incluso cuando cambié de colegio, iba él o mandaba a uno de sus
hijos con el burro, a donde estuviera interno, y pedía permiso para
sacar a ese niño, y seguía teniendo una familia de mentira, pero
mucho más autentica que la de verdad, porque no existía, no la
tenía, y era la familia de Paracuellos la Familia Saldaña. Y esa es
una parte de mis recuerdos de Paracuellos, que es la parte de menos
tiempo, no de menos intensidad, de menos tiempo.
Luego el otro recuerdo es la
gran parte del tiempo, que son las horas interminables, los días,
los meses, los años que he pasado en un colegio que era un colegio
muy cruel, un colegio, tan cruel que era innecesariamente cruel. Una
cosa que siempre me he preguntado es ¿por qué aquellos colegios
eran tan crueles?, no era necesario. Éramos niños pobres, pero no
habíamos hecho nada a nadie. Porque el hecho de querer convertirnos
en niños mitad monjes y mitad solados, a base de bofetadas, a base
de crueldad, de castigos, de una disciplina férrea, de una religión
canalla, de sufrimiento, no hacia falta. Bastante teníamos con que
no tuviéramos padre, o madre, estábamos tristes, teníamos que
haber inspirado un poco de cariño, ya no digo de compasión o
caridad, que hablan los católicos, un poco de simpatía como le
inspirábamos al Sr. Evelio, y a las guardadoras del colegio. En el
colegio había dos tipos de guardadoras, las que eran del hogar, y
las que eran de Auxilio social, que venían de otros colegios, las
del pueblo, eran gente normal, gente que no tenía ningún interés
en pegar a los niños, iban a trabajar, nos daban ordenes, y
estábamos deseando la semana que le tocaba a la Srta. Sole, o a la
Srta. Justi, o a la Srta. Paula; pero las otras parecía que era
obligatorio que los niños sufriera, la letra con sangre entra, a
base de castigarlos y torturarlos, nunca lo he entendido. Ahí lo he
dejado en mi obra reflejado.
P.D.: Había una relación real
entre la gente del pueblo y los niños del Auxilio social.
C.G.: No, era un lugar
hermético. De allí solo salían los niños formados, marcando el
paso para ir a misa o similar, y volvíamos de la misma de la misma
forma, cerrando herméticamente la puerta después. Solamente
teníamos algún contacto a través de la gente del pueblo que
trabajaba allí. También en el hecho inevitable de los niños, en
los que ibas desfilando y te decían ¿cómo te llamas? ¿cuántos
años tienes?, y un día y otro y al final, conocías a algún niño
del pueblo. Pero la vida se abre paso, y las relaciones se abren
paso, y aunque te tengan en una cárcel incomunicado, la
sociabilidad, hace que termines relacionándote con gente. Y yo
gracias al abuelo Evelio, conocía a mucha gente del pueblo, había
un momento que salía del pueblo y decían mira carlitos el niño de
palacio, pues la gente del pueblo al colegio le llamaba palacio.
Incluso cuando me fui haciendo mayor, y seguía yendo por allí, a
las fiestas de Paracuellos, al baile de las fiestas, y a la mañana
siguiente regresaba para trabajar, y cogía la camioneta a las 7 de
la mañana, y te veían y decían ponle al niño de palacio una
cazalla, y regresaba en el autobús como un sueño.
P.D.: ¿sigue teniendo contacto
con la familia Saldaña?.
C.G.: Si, por su puesto. Mucho
menos del que me gustaría. He estado mucho tiempo sin verlos, sin
visitarles, la vida no es como uno quiere, pero desde unos años con
Tomás sigo teniendo contacto.
P.D.: ¿algo bueno tenía la
educación en esos colegios?.
C.G.: La educación era muy
mala. He estado años con el mismo libro y en el mismo curso. Lo
único que tenía bueno es que entre otras cosas nos enseñaban
agricultura, pues estos centros nos aleccionaba para ser agricultores
y que es algo que me ha servido en su vida personal.
P.D.: ¿nunca potenciaron su
habilidad por el dibujo? ¿no le favoreció en algún momento?.
C.G.: La institución le
importaba muy poco el que dibujara o no dibujara. Toda mi vida he
vivido del dibujo, profesionalmente, o no profesionalmente. En los
colegios he sacado jugo al hecho de saber dibujar, te hago un dibujo
a cambio de que si eres el que preguntas el catecismo me hagas una
pregunta fácil, o a cambio de dinero o comida en los auxilios
sociales. El dibujo siempre ha sido mi arma, incluso con las
profesoras, haciendo dibujos para alguna exposición que me permitía
no ir a la capilla, etc. Incluso en la mili, seguía los mismos
esquemas del colegio, para librarme de la instrucción. Cuando
pasábamos frío en paracuellos, me ponía a dibujar en un rincón en
la pared, y automáticamente los niños se ponían alrededor de mi
para verlo, y me tapaban del frío. El dibujo ha sido para mi, todo,
si he sabido algo de geografía ha sido por los tebeos, los de
piratas, o los animales, y de ciencias que no aprendía en el
colegio, sino en los tebeos, que a veces nos lo quitaban y los
quemaban. Pero el colegio, nunca lo fomentaron, excepto para los
cuadernos o alguna exposición como ya he contado.
P.D.: ¿Qué le parece que
hagan una película de sus viñetas Paracuellos?.
C.G.: Me parece bien, pero es
la séptima u octava vez que me dicen que van a hacerlo y todavía no
lo han hecho.
P.D.: Para terminar, en que
está trabajando ahora.
C.G.: Está a punto de salir un
cómic que se llama “Pepe”, y es la vida de un dibujante.
P.D.: No le molestamos más,
muchas gracias por recibirnos y contestar a nuestras preguntas.
C.G.: Gracias a vosotros.