.

.

sábado, 20 de abril de 2019

El partido del 28A se juega en 52 canchas diferentes


Las elecciones generales anunciadas hace unos días por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para el próximo 28 de abril se presentan como las más insólitas, peculiares, reñidas y cruciales de nuestras cuatro décadas de democracia.

Son muchas las razones por las que el 28A será una jornada electoral diferente a todas las que hasta ahora hemos vivido. La cercanía a otro proceso electoral: las europeas y municipales en toda España y las autonómicas en 13 de las 17 comunidades autónomas que se celebrarán solo cuatro semanas después, el también domingo 26 de mayo. El hecho de que buena parte de la campaña electoral oficial transcurra durante un periodo vacacional masivo, la Semana Santa, que este año cae muy pocos días antes, del 14 de abril (Domingo de Ramos) al 21 de abril (Domingo de Pascua). La circunstancia de que compiten cinco partidos de ámbito estatal con fundadas expectativas de cosechar todos ellos muchos votos y bastantes escaños. El clima de tenso enfrentamiento no sólo entre los diferentes partidos sino también en una parte de la opinión pública. La expectativa general, casi la certeza, de que los resultados del 28 de abril y de los pactos posteriores alumbrarán un nuevo periodo en nuestra historia colectiva como país.

Si al puzzle le metemos la variante de que en unas cuantas circunscripciones (las tres vascas, las cuatro catalanas, las tres valencianas, las cuatro gallegas, las dos canarias, la navarra...) habrá partidos nacionalistas fuertes en liza que encarecerán aún más los escaños, la conclusión es evidente: el resultado en escaños y en posibilidades de Gobierno tras el 28A es una incógnita completa. Hay partido. O mejor dicho, hay 52 partidos en juego. (Ver más >)