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martes, 13 de abril de 2021

Carlos Giménez me contó la verdad. La que nadie quería contar.

Álvaro Pons celebra en esta columna la vida y la obra de Carlos Giménez, el prolífico autor de Paracuellos, los álbumes autobiográficos que también retratan nuestro país.


Carlos Giménez me contó la verdad. La que nadie quería contar: y comencé a seguir todas sus obras. Los primeros números de Comix Internacional con la segunda parte de Paracuellos, las risas con Los Profesionales en Rambla. Yo no había vivido la posguerra, pero gracias a Giménez pude revivirla, sentirla y sufrirla. Emocionarme con las aventuras de sus personajes, llorar de impotencia y reírme a carcajadas. Pocos saben conectar con el lector y manejarlo a su antojo como Giménez: su narrativa es única, conecta instantáneamente con el lector con esos personajes que te mantienen la mirada sin que puedas sostenerla. Te han llegado dentro, al alma, a lo que sea, y te la han agarrado y retorcido para que sientas lo que ellos sienten.
 
Y ahora cumple 80 años. Y su mensaje sigue siendo necesario e indispensable. Su obra sigue contando la verdad para quien quiera leerla: ha sido el notario de la historia de este país, desde la Guerra Civil hasta hoy, narrando las historias de los que no salen en los relatos oficiales, en los libros de Historia.

Pocos autores llegan a los 80 en activo: Giménez lo ha hecho de una forma sorprendentemente prolífica, manteniendo su compromiso incólume, atreviéndose a hablar del crepúsculo del autor, del final de todas las ficciones. Es hora de que este mundo se dé cuenta de la suerte que tiene de tener un autor como Carlos Giménez. (+)