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lunes, 27 de noviembre de 2017

Tráfico: sin vuelta atrás

¿Cuál es la gran verdad incómoda que nos resistimos a aceptar en torno al tema de la movilidad? Sencillamente, que la situación es insostenible y los métodos tradicionales han dejado de funcionar. Así de simple: el modelo tradicional de movilidad está agotado, la era del automóvil ha muerto, y la insistencia en “un ciudadano, un automóvil” no es sostenible. 

Décadas de insistir en la ampliación constante de infraestructuras y en el desarrollo de transporte público tradicional (en el caso de la isla, autobuses, taxis y algún tranvía, pero en el de otros entornos, incluyendo ofertas como trenes, metro, bicicletas, etc.) han dejado claro que la situación ha llegado a un punto donde el colapso ya no es ocasional, sino habitual, y no depende de circunstancias controlables, sino de factores tan imponderables como la temperie, los accidentes o las obras.

Nos hemos acostumbrado a enfadarnos cuando hay un atasco y solicitar a las instituciones públicas que nos solucionen el problema, cuando la realidad es que el problema hace mucho ya que no viene de las administraciones públicas, sino de nosotros mismos; no se puede pretender que desplazar un vehículo de alrededor de una tonelada de peso para ir solos en él y pretender aparcarlo en la puerta del lugar al que vamos sea algo sostenible.

Debemos ofrecer a los ciudadanos un abanico cada vez más amplio de posibilidades de desplazamiento, y conseguir que, como decía el ex-alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, el desarrollo de un país no se refleje en el hecho de que sus habitantes más pobres tengan un vehículo, sino en el de que los más ricos quieran utilizar el transporte público.

La solución del tráfico no incluye construir más infraestructuras de transporte o ampliar su capacidad, porque eso no hace más que servir de efecto llamada para un mayor uso del vehículo privado.


Debemos pasar de una visión de sistemas exclusivamente públicos, restricciones y licencias, a una de abundancia, de disponibilidad constante de datos y de estímulo de lo público en combinación con las alternativas privadas de todo tipo.

¿Cómo concienciar a unos ciudadanos acostumbrados durante generaciones a que tener un vehículo y utilizarlo sin prácticamente restricciones es algo que tiene sus días contados, y que no podemos seguir exigiéndolo si queremos de verdad solucionar los problemas actuales?   (Ver más >)