Belén Esteban, es, más que nunca, la 'princesa' de su pueblo, la soberana del mercadillo. Y es aquí donde incide esta noticia: está demostrado que ese rastrillo crece en visitantes desde que se supo que la Esteban lo frecuentaba. El simple hecho de verla entre los puestos ya es un aliciente. Buena parte de su vestuario viene de esos puntos de venta, se nota claramente en su escasa calidad y en los sencillos y pobres diseños.
Aurea Cortés fue testigo de una de las compras de la tertuliana de Sálvame, y revela que "coincidimos en un tenderete en el que venden ropa interior. Yo me llevé un sujetador y ella no menos de cinco bragas. También suele comprar fruta y vestidos floreados. A la gente le gusta hacerse fotos con Belén y no te creas que pone buena cara cuando la rodean para hacerse selfies a su lado. Entiendo que a veces la gente se pone muy pesada y que molesta no dar un solo paso sin que te paren. Pero debería ser más amable, en ocasiones le pueden los nervios".
La pandemia afectó muchísimo al mercadillo, pero parece reactivarse con el principio del fin del confinamiento. (+)