La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha endurecido los indicadores de calidad del aire para los principales contaminantes atmosféricos, lo que implica fijar unos umbrales de seguridad más estrictos para cuatro sustancias nocivas, la mayoría vinculadas a la quema de biomasa y a los combustibles fósiles —petróleo, gas y carbón—. Las anteriores directrices se establecieron en 2005 y más de 15 años después la OMS decide darles una vuelta de tuerca más y meter presión a los Gobiernos del mundo para que luchen contra una lacra que causa cada año alrededor de siete millones de muertes prematuras y graves problemas de salud, según ha recordado esta organización ligada a Naciones Unidas. El paso dado por esta agencia pone en el punto de mira a los vehículos con motores de combustión.
La mayor reducción se hace en el caso del dióxido de nitrógeno: hasta ahora se consideraba que el umbral de seguridad estaba en una exposición anual de 40 microgramos por metro cúbico. Las nuevas directrices lo bajan hasta 10 microgramos por metro cúbico. Este contaminante genera problemas en el aparato respiratorio y está muy vinculado en las ciudades a los vehículos de diésel y gasolina, por lo que el paso dado por la OMS pone en una situación todavía más complicada a los coches con motores de combustión. Al avance de los vehículos eléctricos y de la conciencia medioambiental, se le unen también los problemas de salud que generan estos motores de combustión.
Los umbrales de seguridad que establece la OMS no suponen un mandato legal. Cada país decide si pone límites a cada contaminante y si establece los mismos que esta organización. De hecho, como explica esta agencia, más del 90% de la población mundial vivía en 2019 “en zonas donde los niveles de concentración superaban los indicados en las directrices de la OMS sobre la calidad del aire de 2005 para exposiciones prolongadas a PM₂,₅”. Con el endurecimiento actual, ese porcentaje aumentará.
La OMS espera que sus nuevos umbrales puedan reducir los fallecimientos prematuros que la contaminación causa en el planeta. Por ejemplo, “alrededor del 80% de las muertes que se atribuyen a la exposición a las PM₂,₅ en todo el mundo” podrían evitarse si se alcanzan los niveles de exposición que se contemplan en las nuevas directrices.