Tarde o temprano iba a suceder. El lío está servido. Navacerrada ha sido el primer polvorín helado en estallar y sus estaciones de esquí no volverán a estar transitadas; telesillas abandonados y un entorno marcado por la incertidumbre. Son las consecuencias de una crisis climática que ya está aquí. En este pico, la temperatura media ha subido 1,95ºC durante los últimos 50 años y la masa de nieve natural ha descendido un 25%, con una media de 24 días menos de nevadas al año respecto a la década de 1970. Precisamente esto es lo que ha llevado al Organismo Autónomo de Parques Nacionales a activar el proceso de cierre de las pistas de esquí.
Pero esta estación de la meseta central no es la única que se acerca al ocaso. Gran parte de las instalaciones dedicadas a los deportes de invierno están condenadas por la coyuntura de cambio climática y, aunque no todas desaparecerán, sólo el 44% podrán sobrevivir a la próxima década si se realiza una proyección científica amable en la que la temperatura global del planeta ascienda 2ºC por encima de los niveles preindustriales. En el peor de los casos, con una subida de 4ºC, sólo el 7% los centros podrán permanecer abiertos, y tendrán que nutrirse de apoyo de innivación artificial, según el último informe de la Oficina Española de Cambio Climático. (+)
Pero esta estación de la meseta central no es la única que se acerca al ocaso. Gran parte de las instalaciones dedicadas a los deportes de invierno están condenadas por la coyuntura de cambio climática y, aunque no todas desaparecerán, sólo el 44% podrán sobrevivir a la próxima década si se realiza una proyección científica amable en la que la temperatura global del planeta ascienda 2ºC por encima de los niveles preindustriales. En el peor de los casos, con una subida de 4ºC, sólo el 7% los centros podrán permanecer abiertos, y tendrán que nutrirse de apoyo de innivación artificial, según el último informe de la Oficina Española de Cambio Climático. (+)