La ética, dice Aristóteles, tiene como objetivo alcanzar el fin propio del hombre al que se dirigen todas las actividades humanas, es decir, la felicidad. Mientras que la ética se encarga de la felicidad de un individuo la política trata de buscar la felicidad de un conjunto social; a su vez, al ser el hombre un ser sociable por naturaleza, la felicidad del individuo está indisolublemente unida a la felicidad del cuerpo social al que pertenece por lo que, Aristóteles concluye que la ética es, en realidad, una parte de la política y que debe estar supeditada a ella: la felicidad del conjunto social es más importante que la del individuo. (Ver más >)