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lunes, 14 de febrero de 2022

La firma Recycling Hispania, en un polígono de Ajalvir, desoye a vecinos, al propietario de su terreno y a la Consejería de Medio Ambiente

En Ajalvir se recicla el vidrio de Madrid y en Ajalvir se amontonan sus restos, que se desmoronan. Tapones, etiquetas, plásticos, corchos, vidrios inservibles y rotos, cerámica, contenedores desgajados. Todo suma en esas 80.000 toneladas de basura inodora. El lugar, que sirve para someter materiales usados o desperdicios a un proceso de transformación por el bien del planeta, ofrece también una imagen degradante, con una especie de cordillera artificial de desperdicios cada vez más alta, más extensa, más desbordada. Para los vecinos y el propietario del terreno, un vertedero ilegal. Para Recycling Hispania, la empresa que se encarga de limpiar ese vidrio, una montaña que la normativa le permite alimentar.


En 12 años la montaña de residuos ha ido creciendo, ha roto muros de piedra de contención con otros terrenos, ha acumulado unas 80.000 toneladas de restos —cuando antes no superaba las 1.000— y ha enfrentado a la empresa con algunos de sus propios trabajadores, con los vecinos y con Díaz, el dueño del terreno, que no se explica cómo su anterior empresa ha llegado a esa situación, incumpliendo la normativa medioambiental que ellos seguían a rajatabla.

EL PAÍS ha intentado contactar en varias ocasiones con el actual gerente de la empresa, Francisco Ansaldo, para que ofreciera su versión, pero no ha respondido ni a las llamadas ni a los correos. Mientras, una enorme máquina vuelca cada día más residuos y da de comer a la montaña, que engorda sin remedio. (+)