Ahora no hace falta insistir mucho en cuáles son los fallos del sistema sanitario. Dotación insuficiente de personal y de medios, serios problemas de coordinación y atrasos gravísimos en las inversiones están en el origen de la situación espantosa que se produjo cuando arrasó la pandemia, que convirtió en héroes ciudadanos a unos sanitarios que luchaban con medios escasos y que incluso se veían obligados a dejar morir a personas que en condiciones mejores se podía haber intentado salvar.
¿Y qué decir del modelo económico español, que sin diferencias sustanciales han venido compartiendo el PP & Cs + PSOE? Que la creciente dependencia del sector turístico era un peligro, una debilidad, como todos los monocultivos, era algo que no pocos expertos venían denunciando desde hace años. Ningún político les hizo caso. Los intereses electorales mandaban sobre todos ellos. Lo mismo ha venido pasando con los economistas que advertían que la falta de políticas de apoyo a las pequeñas y medianas empresas, y sobre todo a estas últimas, se volvería un día en contra de los intereses generales de España. Lo mismo que la existencia de una enorme bolsa de bajos salarios y de precariedad laboral.
¿Llegará el momento en el que pueda hablarse de esas cosas? ¿Habrá políticos con genio y visión de futuro suficientes para romper la inercia de la complacencia con que los que se han sucedido en el poder han contemplado desde hace mucho tiempo esos problemas, que sabían que existían pero que no les convenía abordar?
En España no se hacen reformas en serio desde hace más de tres décadas. ¿Propiciará la pandemia un cambio de rumbo? Habrá que verlo. (+)