Ni grandes ciudades, ni largas avenidas, ni piso en el centro. El coronavirus ha impulsado un cambio en las principales tendencias a la hora de buscar vivienda. Precisamente porque tener un techo se ha demostrado aún más claramente como un derecho fundamental durante los meses del estado de alarma. Pero también ha sido decisivo poder salir a la calle después, durante la desescalada, sin que las aceras estuvieran abarrotadas haciendo de la distancia física pura utopía. Son algunos de los motivos por los que la dinámica ha experimentado un cambio evidente hacia las afueras y los pequeños municipios. También la generalización del teletrabajo ha contribuido al cambio en la mirada. Contar con espacios abiertos y próximos a zonas verdes puede resultar determinante para el bienestar de los trabajadores.
Isabel González, profesora en el Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Universidad Politécnica de Madrid. "Cuando hablamos de vivienda el factor fundamental tiene que ver con las posibilidades que uno tiene: uno vive donde puede", subraya. Y en ese contexto, la renta es determinante. "Puede elegir quien tiene renta, los más vulnerables no tienen ninguna capacidad de elegir", detalla y su compañero Gonzalo Sánchez-Toscano pone un ejemplo: probablemente las personas más vulnerables del sur de Madrid, los habitantes de los distritos más afectados por el coronavirus, no se están planteando comprar una casa en las afueras. (+)