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domingo, 25 de octubre de 2020

Personas contrarias a la instalación de un "pipican" en Altos de Jarama realizaron pintadas

La propuesta del parque de perros ha provocado un aluvión de indignación en Altos de Jarama. Hasta cierto, puedo entenderlo. En una urbanización que carece de servicios básicos mínimamente eficientes, parece una broma de mal gusto que el Ayuntamiento tenga como prioridad un proyecto semejante.

Lo que me parece incomprensible es que ciertos vecinos decidan expresar su malestar pintando las paredes de la urbanización cada vez que quieren hacer algún tipo de reclamo o demanda (lo mismo sucedió hace un par de años con el problema de la fibra óptica). La gente parece no tener la más mínima idea de la imagen que proyectan estos garabatos que inundan nuestra urbanización. En el fondo, son cosas que solo atentan contra nosotros mismos: el mal aspecto urbanístico conspira contra un futuro desarrollo del lugar, contra la plusvalía de nuestras viviendas y un largo etcétera que es imposible que no se pueda ver con un mínimo de claridad.

En cualquier caso, me encantaría que ciertos vecinos reclamasen con la misma vehemencia cada vez que se dan una vuelta por los cubos de basura hasta el tope de desechos que tenemos cada semana. En vez de seguir ensuciando y pintando paredes, deberíamos todos levantar una queja de verdad por el inexistente servicio de limpieza de calles o la insuficiencia de un transporte público digno de ese nombre. (+)