.

.

martes, 11 de abril de 2023

El renacer del río más contaminado lo llena de vida salvaje

El croar de varios anfibios buscando a su pareja marca el inicio de la primavera en el Besòs. “Es una rana verde: objetivo conseguido, Joan”, comenta emocionado el biólogo Tomàs Carrión a su ayudante mientras deambulan por la orilla del río. Al rato graban con su móvil un grupo de cinco abejas que encuentran en una flor como si fuera oro. Hace una semana incluso avistaron un flamenco emigrando. Estos hallazgos son los brotes verdes de la renaturalización de un río que fue de los más contaminados de Europa, la gran alcantarilla de Barcelona. La primera fase de la rehabilitación culminó hace un par de semanas después de un año de obras, cuatro de planificación y un millón de euros.


Barcelona y Santa Coloma de Gramanet, las principales poblaciones que rodean el Besòs, pasaron de vivir a espaldas de una cloaca a cielo abierto en los años ochenta a abrazar su parque fluvial: ahora transcurren cada año dos millones de personas paseando, haciendo deporte o cualquier actividad a lo largo de este pulmón verde de 115 hectáreas. Incluso la Agencia Catalana del Agua planea reutilizar y potabilizar las aguas de su tramo final. El Ayuntamiento de Santa Coloma planea que este espacio público de ocio también se convierta al final de la década en un paraíso de la biodiversidad para la educación y la investigación. (+)