El problema no es nuevo. En el año 2010, la revista “Journal of Environmental Analytical Chemistry” publicó un estudio realizado por científicos del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados de Materiales (IMDEA) y la Universidad de Almería. Las conclusiones, preocupantes. Los ríos de Madrid, decía aquel estudio, acumulaban hasta 88 elementos contaminantes, porque las depuradoras no filtran el 100 por 100 de las aguas residuales.
Sumado a la contaminación invisible del agua, lo que se ve y se huele: los vertidos ilegales de aguas fecales en puntos negros como el arroyo de Valdebebas, afluente que llega al Jarama en la zona de Paracuellos, al lado de la pista 36-R del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid - Barajas. En el año 2012, hace una década, la Asociación Ecologista del Jarama “El Soto”, con Antonio Martínez al frente, fue una de las agrupaciones que denunciaron la proliferación de vertidos ilegales al Jarama, desde el contaminado arroyo de Valdebebas. Dos lustros después, la Fiscalía de Madrid ha puesto en marcha el proceso judicial, después de ser aceptada la denuncia presentada en 2020 ante el Seprona de la Guardia Civil.
“El río Jarama es el más importante de la Comunidad de Madrid y también uno de los más contaminados de España y de Occidente. Es un río plagado de residuos como las toallitas. Se ha convertido en un colector a cielo abierto en su tramo medio”. La narración de Antonio sobrecoge. “Malos olores y la biodiversidad alterada hasta el punto de no encontrar peces autóctonos en buena parte del curso del río Jarama”. Y son ya 10 años delatando esta situación, se lamenta. “Una década denunciando los vertidos de aguas fecales. Un problema que conocen la Comunidad de Madrid, la Confederación Hidrográfica del Tajo, todos los ayuntamientos y no han hecho nada. Se han puesto de perfil y han mirado para otro lado”. Esto, en el curso del río Jarama. (+)