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lunes, 28 de septiembre de 2020

Soy médica de Atención Primaria en Madrid y he decidido marcharme a trabajar fuera

Me llamo Cristina Sanz, soy médica de familia y comunitaria. En mayo terminé la residencia y desde el mes de junio opté a un contrato como adjunta dentro del sistema de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid. A pesar de que mi intención era continuar trabajando allí, las razones por las que finalmente voy a dejar de intentar trabajar en Atención Primaria son variadas. Todas están relacionadas con los problemas estructurales que arrastra esta atención desde hace años, encadenando recortes y ninguna inversión.


Una de razones es la inestabilidad: cuando las médicas jóvenes terminamos, como mucho en Madrid podemos aspirar a tener contratos de vacaciones, de suplencias, semanales o mensuales, y esto provoca que vayamos cambiado de centro de salud y que encadenemos contratos temporales. Si tenemos suerte podemos optar a alguna baja y con más suerte aún, a una baja maternal, con la que podemos pasar seis o nueve meses en el mismo centro de salud. Esta situación no se ha modificado durante la pandemia, de hecho se ha agravado, porque la precariedad sigue siendo la misma, pero ahora con el añadido de que cada centro de salud ha tenido que autoorganizarse.

Además, la atención está siendo principalmente telefónica, aunque se sigan viendo pacientes presenciales. Vivir con esa incertidumbre laboral, a la que se añade que no podemos realizar bien nuestro trabajo porque cada semana o incluso cada día nos tenemos que adaptar a equipos nuevos, circuitos nuevos, agendas distintas, pacientes que no conoces... nos impide dar una asistencia de calidad.

Esto es un problema estructural de base, de años de recortes y de ninguna inversión, que no se soluciona solo con buenos contratos. (+)