P: Metieron en los buzones cartas con su cara en una diana
R: Sí, sí… eso lo hizo el PP de Torrelodones, pero además con el logotipo del partido. Eso mismo se lo pasé por fax a la secretaria de Esperanza Aguirre. Pero bueno, eso es una tontería al lado de otras cosas que nos hicieron.
P: ¿Le contestó Aguirre?
R: Nada en absoluto. Pero vaya, que yo llegué a ir a su despacho a contarle lo que estaba sucediendo en Torrelodones. Pelotazos urbanístico, etcétera.
P: ¿Cree que los ciudadanos tienen fuerza suficiente para pugnar con los partidos tradicionales?
R: Creo que es mucho más fácil a nivel municipal. Los movimientos importantes empiezan siempre de abajo a arriba. Entonces, yo creo que es una buena manera que la gente se movilice y se una con buenos fines para meter presión a los políticos. Porque, al fin y al cabo, la fuerza de verdad, el poder, lo tiene la gente. Pero para que movimientos así fructifiquen se necesita, primero, honestidad real. Segundo, ganas de trabajo. Tercero, humildad. Es difícil, pero no es imposible.
P: Pero éste es el país de las etiquetas. Rápidamente se la pondrían…
R: Claro, pero por eso te digo que a nivel municipal es más fácil, pues influye menos la ideología. En que recojan las basuras, la calle esté limpia y el sistema de depuración sea el correcto no influye eso. Nosotros fundamos Vecinos por Torrelodones con gente conservadora y progresista; gente muy dispar. Coincidíamos en lo obvio: que no hay que robar ni beneficiar a los cuatro de siempre. Con eso, bastaba.
P: La ideología está sobrevalorada…
R: Sirve para que los partidos políticos se afiancen en unas cuotas de poder. Porque luego, en el fondo, las cosas que hacen son muy similares. Mira, hay una cosa que es muy patente: cuando un partido político gobierna en un país y modifica leyes y cosas importantes, la gran mayoría de las veces el sucesor no las tumba. El PP no echó para atrás la ley de matrimonio homosexual; el alcalde de Madrid no ha tirado para atrás Madrid Central… En el fondo, todo el mundo sabe lo que es bueno y lo que es malo.
P: Pero, mientras tanto, se busca la diferencia para enfrentar a la población, ¿no?
R: Claro, pero eso es porque hay gente que vive de eso y si no hay conflicto, su razón de ser deja de existir. Imagínate que está gobernando el PP y que la oposición lo único que hace es aplaudir. Pues ya me contarás… Ellos utilizan la bronca, el enfrentamiento y la disensión para afianzar su cuota de poder.
P: ¿Cómo ve la situación de España desde que llegó la covid?
R: Es muy lamentable, especialmente en Madrid, donde están primando los intereses políticos por encima de la salud. La gente no nos merecemos eso. Luego, mención aparte merece la ultraderecha, que es asquerosa, rastrera y muy peligrosa. Se aprovecha de que la gente, cuando está desesperada, se agarra a un clavo ardiendo y, en este caso, es la ultraderecha, la que lo hace. Y no da absolutamente ninguna solución a los problemas. Vive del enfrentamiento, de la bronca, de la mentira y de los incendios.
P: ¿Cómo aminorar esta crispación? ¿Hemos llegado a un punto de no retorno?
R: Pues mira, yo creo que en España llevamos siglos así. Yo creo que lo que habría que hacer es cambiar la educación porque es la única manera de modificar la forma de ser y de pensar de tantos y tantos…Pero parece que la educación y la cultura son cosas muy secundarias en este país.
P: Mire que no se acaba nunca la Guerra Civil, ¿eh?
R: Sí, sí…las dos Españas. A mí me da mucha pena cuando veo a chavalitos con 16 años con la bandera del ‘aguilucho’, gritando vivas a Franco y a José Antonio. Entonces, digo: ¿pero estos imbéciles? Me da mucha pena. Eso es muy peligroso. (+)