El problema de las críticas de la derecha a la nueva ley de Educación es que son falsas. Dicen cosas de la ley que la ley no dice. Ni desaparece la Educación Especial ni queda desprotegido el español ni se coartan las libertades de nadie. ¡Libertad, libertad!, gritaban aporreando el escaño en el Congreso la semana pasada y el cláxon en la mani sobre ruedas del fin de semana.
Protestan porque la Ley Celáa potencia la escuela pública frente a la concertada y elimina las cuotas obligatorias de ésta, dando pie a que ingresen hijos de familias más desfavorecidas. Lo que llaman libertad es que todos paguemos sus privilegios y que sus hijos no se mezclen con los hijos de la plebe. Son liberales a costa del Estado y clasistas a costa de las demás clases.
La educación privada no es un derecho como no lo es la sanidad privada. El Estado no tiene la obligación de pagarle el colegio o el hospital privado a nadie, pero sí de proporcionar educación y sanidad pública de calidad para todos. (+)